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A reading woman

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«Yaceremos en silencio, sí, sin ver ni oír». Vera Brittain y su juventud perdida.

La cita del título no pertenece a Vera Brittain, la protagonista de la traducción de este mes, sino a Rose Macaulay, una poetisa mencionada y citada en la obra de Brittain: Testamento de Juventud.

Hace unos seis meses volví a España, estaba de visita y, como es costumbre obligatoria, pasé horas en librerías fijándome en lo que las editoriales estaban ofreciendo, buscando eso que sabía que iba a encontrar cuando, de repente, vi una portada que me miraba. La portada presentaba a una joven enfermera con una mirada dulce (¿o vacía?), me acerqué porque quería averiguar si era tristeza lo que me estaba transmitiendo o quizás mis ojos me estaban engañando. Automáticamente cogí el libro en mis manos, el peso del volumen me sorprendió, ochocientas cuarenta y seis páginas de novela, de diario, de autobiografía, de aventuras bélicas, de amores trágicos, de historias con minúscula en la Historia con mayúscula.


Vera Brittain, 90 años después


La edición, una de las colaboraciones entre Errata Naturae y Periférica Editorial, tiene ese no sé qué de atractivo que me cautivó y, claramente, me lo llevé a casa. Ha sido una lectura lenta, un ritmo necesario para asimilar lo que Vera Brittain tenía que contar. Una obra que ha permanecido muda en nuestro país durante casi noventa años, llegó por fin a nuestra lengua en una edición y en una traducción impecables, con un peso no solo físico (sí, soy tiquismiquis con la calidad del papel) sino histórico.


El relato de cómo una generación completa perdió, una y otra vez; retratando no solo a aquellos que aumentaron las cifras de caídos durante el conflicto de la Primera Guerra Mundial, sino a los que perdieron su juventud. El título de la obra, ese Testamento de Juventud, no podría resumir mejor lo que perdió Vera, las vidas humanas que se apagaron a su alrededor, el desasosiego, el miedo, la ansiedad, la angustia, y, después, la vuelta a la normalidad. Quizás una expresión más que repetida últimamente en nuestra sociedad, una complicada vuelta a una normalidad inexistente tras haberlo perdido todo.


Vera Brittain (1893-1970)

Los protagonistas del relato de Vera Brittain fueron verdaderos protagonistas de la participación de Inglaterra en la Primera Guerra Mundial. Su hermano, su enamorado, sus amigos pero, por encima de todo, su juventud. De una familia inglesa acomodada, tras luchar por obtener la aprobación de sus padres y prepararse para entrar en la Universidad de Oxford para estudiar Literatura Inglesa, la vida de Vera Brittain parecía estar organizada y decidida. Un plan y una vida de estudiante que se desvaneció cuando con el estallido de la guerra y tras ver partir a los jóvenes varones por la llamada de la patria a la lucha armada, también ella decidió alistarse en el otro ejército, el destinado a las mujeres: el cuerpo de voluntarias-enfermeras.


Heridas, secuelas y la obligación de seguir viviendo


Las lecturas y los días de Oxford se transformaron de repente para Vera en noches de guardia interminables, en las incomodidades de los campamentos de las voluntarias, en la visión de heridas y enfermedades de guerra, en el miedo constante a no recibir más cartas desde el frente, en la necesidad de trabajar para no pensar, no sentir, no ser conscientes de la situación.


La Guerra duró cuatro años; los recuerdos, toda la vida. La protagonista narra su historia a partir de los recuerdos, de las notas de su diario, de las cartas conservadas de sus seres queridos. La cronología de la guerra a través de la historia de esta joven enfermera voluntaria que quiso ser escritora y que, tras sobrevivir la guerra, pudo poner por escrito la intrahistoria de un conflicto mundial que se llevó muchas vidas, muchas historias y, de vez en cuando, una joya como el Testamento de Juventud de Vera Brittain nos lo recuerda.


«[...] las personas que amamos nos parecen demasiado buenas para este mundo, y las perdemos... Seguro, seguro que tiene que haber un lugar donde la dulce intimidad aquí iniciada pueda continuar, y los corazones rotos por esta guerra se curen.» Testamento de juventud, Vera Brittain

La traducción de Regina López Muñoz ha dado voz en español a Vera Brittain en la única obra traducida al español de esta enfermera-escritora británica que, como demuestra esta edición de Errata Naturae & Periférica, merece ser leída.


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